Un refresco al día aumenta riesgo de enfermedad hepática

CIUDAD DE MÉXICO.- Beber una sola lata diaria de una bebida azucarada o endulzada artificialmente podría incrementar significativamente el riesgo de desarrollar enfermedades hepáticas asociadas a disfunciones metabólicas (MASLD, por sus siglas en inglés), según un nuevo estudio presentado durante la Semana de Gastroenterología de la Unión Europea, celebrada en Berlín.

La investigación, realizada a lo largo de una década, analizó los hábitos de consumo de 123 mil 788 participantes en Reino Unido que inicialmente no padecían esta enfermedad. Los datos, recabados mediante cuestionarios dietéticos diarios, revelaron que 1,178 personas desarrollaron MASLD y 108 fallecieron por causas relacionadas con patologías hepáticas.

Los resultados mostraron que el consumo de bebidas azucaradas aumentó el riesgo de desarrollar MASLD en un 50%, mientras que las bebidas endulzadas artificialmente lo incrementaron en un 60%. Además, estas últimas se vincularon con una mayor probabilidad de muerte por enfermedades hepáticas.

La MASLD —anteriormente conocida como enfermedad del hígado graso no alcohólico— se produce por la acumulación de grasa en el hígado y puede derivar en inflamación, dolor, fatiga y pérdida de apetito. Es considerada hoy una de las principales causas de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y problemas renales.

Un metaanálisis publicado en 2025, que integró 92 estudios, estima que el 38% de la población mundial padece MASLD, lo que representa un aumento del 50% en los últimos 20 años.

“Las bebidas azucaradas han estado bajo escrutinio durante mucho tiempo, mientras que sus alternativas dietéticas suelen considerarse más saludables. Sin embargo, ambas son ampliamente consumidas y sus efectos en la salud hepática no se habían comprendido del todo”, explicó Lihe Liu, autor principal del estudio.

“Nuestro estudio muestra que las bebidas edulcoradas también están asociadas con un mayor riesgo de MASLD, incluso con un consumo moderado, como una sola lata diaria. Estos hallazgos desafían la percepción común de que son inofensivas y subrayan la necesidad de reconsiderar su papel en la dieta”, añadió el investigador.

El equipo científico señaló que las bebidas azucaradas pueden provocar picos rápidos de glucosa e insulina, contribuir al aumento de peso y elevar los niveles de ácido úrico, factores que favorecen la acumulación de grasa en el hígado. En el caso de las bebidas endulzadas artificialmente, su impacto podría deberse a alteraciones en el microbioma intestinal, la interrupción de la sensación de saciedad y el aumento del deseo por alimentos dulces.

Finalmente, los especialistas recomiendan optar por agua natural, mantener un peso saludable, hacer ejercicio regularmente y seguir una dieta equilibrada para reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.

“El agua sigue siendo la mejor opción: hidrata, no sobrecarga el metabolismo y previene la acumulación de grasa en el hígado”, concluyó Liu.