Este sábado 21 de junio, el presidente Donald Trump confirmó que Estados Unidos realizó ataques aéreos contra tres importantes sitios nucleares en Irán: Fordow, Natanz e Isfahán.
Según Trump, la ofensiva fue “muy exitosa”: los bombarderos B‑2 lanzaron bombas bunker-buster de gran potencia sobre el complejo subterráneo de Fordow, mientras que misiles Tomahawk fueron disparados contra Natanz e Isfahán.
El mandatario aseguró que todos los aviones regresaron fuera del espacio aéreo iraní y describió las operaciones como un “momento histórico”, insistiendo en que su objetivo es eliminar el programa nuclear de Irán.
La reacción política en Estados Unidos fue inmediata y dividida: líderes republicanos, como Lindsey Graham, elogiaron la acción, mientras que figuras de ambos partidos criticaron al presidente por actuar sin la aprobación del Congreso, calificándolo de “inconstitucional”.
A nivel internacional, Israel respaldó la intervención, pero organizaciones como la ONU y expertos en derecho internacional expresaron serias preocupaciones por la escalada bélica y el riesgo de una guerra más amplia en Oriente Medio.

“Una carga completa de bombas fue lanzada en el sitio principal, Fordow. Todos los aviones están a salvo en su camino a casa”, publicó Trump.