CIUDAD DE MÉXICO.- El recorte presupuestal de 113 mil millones de pesos al sector salud, incluido en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2025, genera una fuerte preocupación entre pacientes, trabajadores y familiares que dependen de los servicios de los institutos nacionales de salud en México.
La medida, que aún se discuta en el Congreso, podría impactar severamente la calidad de la atención médica y la disponibilidad de insumos en hospitales especializados, según una nota de El Sol De México.
Instituto Nacional de Cancerología: Perderá 340.3 millones de pesos, lo que representa una reducción del 14% respecto a su presupuesto de 2024.
Instituto Nacional de Cardiología: Enfrentará un recorte de 245 millones de pesos, limitando la disponibilidad de medicamentos, insumos médicos y especialistas.
Instituto Nacional de Pediatría (INP): Aunque no se especifica el monto, los usuarios reportan carencias que podrían agravarse, como la falta de medicamentos y especialistas para atender enfermedades crónicas.
Fátima, trabajadora del Instituto Nacional de Cardiología, señala que el recorte afectará la disponibilidad de insumos básicos como papel para secarse las manos y equipo médico, aumentando el riesgo de infecciones y complicaciones en los pacientes.
Esmeralda Reina, madre de un paciente pediátrico, relata cómo durante años tuvo que costear medicamentos y enfrentar diagnósticos tardíos debido a la falta de especialistas.
Felipe, originario de Veracruz, se trasladó a la Ciudad de México porque en su estado no había equipos para tratar el cáncer de su esposa. Considere que un recorte presupuestal agravaría las disparidades regionales.
Hospitales como el Hospital Infantil de México operan al 150% de su capacidad, según testimonios. La falta de personal, insumos y equipos médicos incrementa los tiempos de espera y la posibilidad de diagnósticos imprecisos.
Servicios básicos como el uso de sanitarios para familiares de pacientes son cobrados, mostrando la precariedad de recursos incluso en áreas esenciales.
Los afectados coinciden en que el recorte podría agravar problemas existentes, como:
Menor acceso a medicamentos esenciales.
Aumento de la saturación hospitalaria.
Más diagnósticos incorrectos y complicaciones médicas.
Mayor carga financiera para familias que ya enfrentan gastos de traslado y alimentación.
La situación subraya la necesidad de mayor inversión en el sector salud, especialmente en instituciones de alta especialidad que atienden a pacientes de todo el país. Las historias de familias como las de Esmeralda, José y Felipe muestran que la salud pública no solo es un derecho, sino una prioridad que afecta la calidad de vida de miles de mexicanos.
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