Negarse a pagar la pensión alimenticia, hablar mal del otro progenitor o usar a los hijos para causar daño emocional o físico no solo es cruel: es un delito que puede castigarse con hasta 10 años de prisión.
Este tipo de agresión se conoce como violencia vicaria, y consiste en acciones o amenazas empleadas por un padre para dañar a la madre a través de los hijos, explica Mónica Sanjuan Ruiz, directora del GEAVIG en Benito Juárez.
En México, 1 de cada 6 agresores utiliza a los hijos como un arma emocional. De ellos, el 86 % amenaza con quitárselos a la madre y el 82 % deja de pagar la pensión como forma de castigo, según datos del Frente Nacional contra la Violencia Vicaria.
En estados como Quintana Roo, esta violencia ya se sanciona penalmente. En Playa del Carmen, un hombre fue condenado a 4 años y 6 meses de cárcel por llevarse a su hijo sin consentimiento y provocar daño emocional a la madre.
Desde 2022, la violencia vicaria fue reconocida en la ley federal debido a su crecimiento alarmante: los casos aumentaron 13.4 %. Sin embargo, solo 23 de los 32 estados del país la castigan con cárcel, y Quintana Roo es uno de ellos.
La preocupación es internacional. En España, entre 2012 y 2022, 50 menores fueron asesinados como resultado de violencia vicaria. Una tragedia que revela que este tipo de violencia no solo deja secuelas legales, sino también profundas heridas psicológicas.
Recuerda: si te alejan de tus hijos para manipularte, castigarte o dañarte emocionalmente, puedes denunciar. Porque tus hijos no son armas, son tu vida.
