CIUDAD DE MÉXICO.- Las cosas que comemos determinan nuestra salud en muchas maneras. Elegir los alimentos y cantidades correctos, además de hacerlo en tiempo nos evitará muchos problemas, entre ellos, deterioros auditivos.
La salud auditiva no solo depende de evitar ruidos excesivos o mantener una higiene adecuada, sino también de nuestros hábitos alimenticios. Así lo explicó Gregorio Varela, catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universidad CEU-San Pablo, en una mesa redonda dedicada a la «Salud Auditiva y Calidad de Vida», organizada por el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (Ciberer). En su intervención, Varela destacó el papel fundamental que tiene la alimentación en la prevención de la pérdida de audición, un aspecto poco conocido pero crucial para nuestra calidad de vida.
Según el experto, un alto índice glucémico y el consumo excesivo de carbohidratos están asociados a un mayor riesgo de pérdida auditiva. Del mismo modo, una dieta alta en calorías puede impactar negativamente en la salud general, incluida la función auditiva. Por el contrario, incluir grasas poliinsaturadas omega-3 en la alimentación ofrece un efecto protector a largo plazo sobre el oído, según estudios realizados en modelos animales. Sin embargo, Varela advirtió que muchas personas no consumen la cantidad necesaria de estos ácidos grasos esenciales.
El académico también subrayó la importancia de las vitaminas con propiedades antioxidantes, como la A, la C y la E, en el mantenimiento de la audición. Aunque aún faltan estudios concluyentes, estas vitaminas podrían contribuir a retrasar el deterioro de la función auditiva. Asimismo, destacó que una ingesta insuficiente de ácido fólico, especialmente si se combina con déficit de vitamina B12, puede aumentar el riesgo de pérdida auditiva. Entre los minerales, el hierro juega un papel importante, ya que niveles bajos están relacionados con un mayor riesgo de desarrollar problemas auditivos.
Varela también alertó sobre el consumo elevado de glucosa entre los jóvenes, quienes ya alcanzan el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La fructosa presente naturalmente en muchos alimentos es suficiente para el organismo, por lo que es necesario reducir el consumo de azúcares añadidos, especialmente en alimentos procesados.
La prevención de la pérdida auditiva pasa por adoptar una dieta equilibrada, rica en ácidos grasos omega-3, antioxidantes y minerales esenciales. Este enfoque no solo protege la audición, sino que también mejora la salud general, ayudando a mitigar los efectos del envejecimiento en los sentidos.
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