CIUDAD DE MÉXICO.- A principios de este siglo surgió la psicología positiva, cuya finalidad es investigar el funcionamiento humano positivo para poder incrementarlo o potenciarlo. En el ámbito laboral, esta rama de la psicología indaga en las fortalezas y virtudes que fomentan el bienestar en el trabajo.
En un entorno que, por las condiciones de crisis económicas, sanitarias o sociales, merma la salud de las personas trabajadoras nos preguntamos qué recursos personales y laborales pueden ayudarles a sobrellevar estas dificultades.
¿Cómo afrontar las dificultades derivadas de situaciones excepcionales?
Siguiendo la teoría de las demandas y recursos laborales –que sugiere que cuando no hay equilibrio entre las exigencias del trabajo y los recursos disponibles se generan estrés y agotamiento–, hemos analizado su influencia en los niveles de salud de las personas empleadas. Los resultados de nuestra investigación nos permiten señalar cuáles son los recursos personales y sociales necesarios para atender con bienestar las distintas situaciones laborales.
Para algunas personas trabajadoras, la covid-19 supuso la implementación forzosa del teletrabajo, una contingencia para la que no estaban preparadas y que afectó al bienestar laboral.
Comprobamos que el apoyo social, un recurso interpersonal muy valioso, aumentaba los niveles de vigor en el trabajo, pero solo en situaciones presenciales, y que estos efectos desaparecían en cualquier modalidad de teletrabajo. Se entiende como vigor laboral a la sensación de poseer fuerza física, energía emocional y agilidad cognitiva mientras se realiza el trabajo.
Vigor, estrés y actividad física
En su día a día, las personas trabajadoras se enfrentan a múltiples situaciones de estrés que afectan negativamente a su salud mental. Hemos encontrado que ese efecto se produce cuando se reducen los niveles de vigor en el trabajo.
Este recurso psicológico positivo se compone de tres dimensiones: fuerza física (las capacidades físicas de la persona), vivacidad cognitiva (relativa a la agilidad mental y la fluidez del pensamiento) y energía emocional (la capacidad de mostrar empatía y compasión).
Mientras que el estrés afecta negativamente a la salud mental de las personas trabajadoras, el vigor tiene un efecto diametralmente opuesto. No obstante, los niveles altos de estrés reducen significativamente los de vigor en relación con la energía, la resiliencia, la persistencia y el esfuerzo.
En un estudio previo (2022), investigamos cómo incide el ejercicio regular en el estrés y el vigor en el trabajo. Vimos que una actividad física intensa potencia –en los trabajadores más estresados– los efectos negativos del estrés sobre el vigor en el trabajo. Esto podría deberse a que dicha actividad física intensa aumente el agotamiento. Por tanto, en situaciones de estrés laboral elevado es recomendable un nivel controlado de actividad física en términos de tipo, duración y frecuencia, para no superar el umbral en el que se ven afectados los niveles de vigor de las personas trabajadoras.
Por otra parte, investigadores daneses hicieron en 2012 un descubrimiento paradójico: mientras que la actividad física relacionada con el trabajo aumenta el riesgo a largo plazo de baja por enfermedad, la que se realiza en el tiempo libre disminuye este mismo riesgo.
¿Por qué es importante el liderazgo positivo?
Ejercer un liderazgo positivo (auténtico, ético o transformacional) favorece la salud física y mental de las personas trabajadoras.
En el caso del liderazgo auténtico, su relación con la satisfacción laboral, tanto en organizaciones privadas como públicas, se explica a través del engagement (compromiso) y el vigor que genera en el trabajo.
Además, la percepción de un estilo de liderazgo auténtico aumenta la probabilidad de pertenecer al grupo de personas trabajadoras con mayores recursos personales, lo que a su vez conlleva mayores niveles de bienestar propio.
Los efectos del liderazgo transformacional
Comparar dos estilos positivos de liderazgo, el auténtico y el transformacional, nos permitió comprobar que este último tiene un mayor efecto sobre el vigor y el compromiso en el trabajo que el liderazgo auténtico.
Este tipo de liderazgo puede definirse como aquel en que el líder se conoce bien a sí mismo y al contexto en que se encuentra, y establece objetivos en base a principios y valores éticos. Estos factores le hacen capaz de incrementar la motivación, el compromiso y la satisfacción de su equipo.
Por su parte, el líder transformacional busca provocar un cambio positivo y profundo en los equipos y las organizaciones. Inspira y motiva, generando cambios positivos en los individuos, el equipo y las organizaciones. De ahí que sea un liderazgo muy estudiado en la psicología positiva.
Mediante un análisis profundo del estilo de liderazgo transformacional, comprobamos que favorece el compromiso con la organización a nivel individual y de equipo, y tanto directa (mediante la motivación y la inspiración) como indirectamente, al crear un ambiente de trabajo positivo.
No obstante, también vemos que este efecto varía en función de si se trabaja en una organización pública o privada. En las organizaciones privadas es más relevante que en las públicas cómo perciben las personas trabajadoras el estilo de su líder. Así, mientras que en las primeras el liderazgo transformacional favorece el desempeño, en las organizaciones públicas se asocia con una menor productividad.
Liderazgo y bienestar
Si revisamos los estudios sobre el papel del liderazgo positivo en la salud de las personas trabajadoras), vemos que quienes lo reciben suelen tener un perfil más positivo (son enérgicas, vivaces y entusiastas), tienen recursos personales positivos, hacen más actividad física y están más comprometidas con su trabajo. Estos factores inciden en su bienestar emocional.
En resumen, en nuestra investigación hemos comprobado que el liderazgo positivo en el trabajo es un recurso fundamental para procurar mayor y mejor salud a las personas trabajadoras.