NUEVA YORK.- Durante una emotiva sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, el embajador palestino Riyad Mansour rompió en llanto al denunciar la situación devastadora que vive la población infantil en Gaza, marcada por la guerra, el hambre y la indiferencia internacional. Su voz quebrada y sus lágrimas conmovieron a la sala mientras sostenía una fotografía del pequeño Yazan, un niño de 10 años que murió por desnutrición.
“¿Cómo alguien puede tolerar este horror? ¡Es insoportable!”, exclamó el diplomático, al denunciar la muerte de decenas de niños por hambre, enfermedades y bombardeos. “¡Esto tiene que acabar, por el amor de Dios, esto tiene que acabar!”, clamó entre sollozos.
Mansour criticó con dureza la falta de acción concreta por parte de la comunidad internacional, señalando que la inacción solo perpetúa el sufrimiento de millones de palestinos atrapados en un conflicto que se ha intensificado brutalmente en los últimos meses. Gaza, dijo, enfrenta un bloqueo que impide el ingreso de ayuda humanitaria básica como alimentos y medicinas.
Según datos del Ministerio de Sanidad gazatí, más de 55,000 personas han muerto desde el inicio del conflicto. Entre ellas, cientos de niños han perecido por causas evitables como la desnutrición, mientras otros mueren diariamente bajo los bombardeos.
La intervención de Mansour ha vuelto a poner en el centro del debate internacional la urgente necesidad de un alto al fuego y de la entrada inmediata de asistencia humanitaria en Gaza. Mientras tanto, el mundo sigue esperando respuestas concretas que pongan fin a esta tragedia humana.
