CIUDAD DE MÉXICO.– Esta tarde se llevó a cabo una ceremonia inédita en el Zócalo capitalino, donde representantes de pueblos indígenas y afromexicanos entregaron los bastones de mando y servicio a los nueve ministros electos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Un acto cargado de simbolismo y ancestralidad
La ceremonia comenzó con un ritual de purificación, llevado a cabo por autoridades tradicionales de diversas comunidades, como otomíes, mixtecos, zapotecos, mazahuas y wixárikas. Invocaron a los cuatro puntos cardinales, a Tonantzin y al dios Quetzalcóatl, y realizaron ofrendas con música, humo de copal y elementos naturales.
En un momento significativo, un colibrí apareció durante el ritual, un símbolo de esperanza y justicia, considerado un buen augurio por los mismos participantes..
Un compromiso con el pueblo y la justicia
Hugo Aguilar Ortiz, ministro presidente electo y de origen mixteco, recibió el bastón de mando de manos de una autoridad tradicional de su comunidad en Oaxaca. En su discurso, afirmó: “Somos los ministros y ministras del pueblo… recibir el bastón de mando significa asumir la responsabilidad de hablar por quienes no tienen voz y defender a quienes no pueden defenderse”.
Resaltó que este gesto implica un mandato de servicio, confianza y protección para los más vulnerables; y subrayó que la reforma judicial de 2024 permitió por primera vez una representación indígena en la Suprema Corte, marcando un paso hacia una justicia más incluyente.

Más allá del protocolo: un símbolo de pluralismo
La entrega de estos bastones no fue solo ceremonial: cada representante tradicional —de Oaxaca, Sonora, Quintana Roo, Veracruz, Michoacán, Durango, Chiapas, Jalisco y Guerrero— entregó simbólicamente el bastón a los respectivos ministros, una forma de legitimar su autoridad ante el pueblo.
La jornada concluyó con la apertura simbólica de las Puertas de la Justicia al pueblo de México, y se espera que esta nueva Corte busque reconstruir el sistema judicial con equidad y cercanía social.