CIUDAD DE MÉXICO.- El turismo masivo ha dejado de ser un fenómeno exclusivo de los destinos más consolidados y ahora representa una amenaza para lugares emergentes que, hasta hace poco, permanecían fuera del radar internacional. Según un reciente informe de Time Out, seis enclaves en Europa, Asia y América Latina enfrentan riesgos crecientes por la llegada de millones de visitantes, lo que pone en jaque la sostenibilidad ambiental, social y económica de sus comunidades.
Un fenómeno que desborda fronteras
El llamado sobreturismo se produce cuando la afluencia de viajeros supera la capacidad de un destino para gestionarlos adecuadamente. Esta presión afecta no solo la infraestructura, sino también el acceso a recursos básicos como alimentos y agua potable, además de generar saturación en el transporte público y el tráfico local.
Las consecuencias son profundas: degradación ambiental, encarecimiento de la vivienda, desplazamiento de residentes y pérdida de autenticidad cultural. Aun así, Time Out subraya que la solución no pasa por dejar de viajar, sino por hacerlo de manera más consciente y sostenible.
Destinos bajo presión
- Albania
Entre las costas jónica y adriática, Albania se ha convertido en el destino vacacional de más rápido crecimiento en Europa. Pasó de recibir 3 millones de visitantes en 2015 a 10 millones en 2023, y las proyecciones apuntan a 30 millones para 2030.
Elton Caushi, fundador de la agencia Albanian Trip, recomienda explorar pueblos rurales como Zogaj, Delvina o Lushnja, y viajar fuera de temporada para distribuir mejor los beneficios económicos.
- Raja Ampat, Indonesia
Famoso por su biodiversidad marina, este archipiélago se enfrenta a una creciente presión ambiental tras una campaña de promoción turística. Expertos sugieren optar por embarcaciones de bajo impacto y expediciones educativas, como la Alfred Wallace Expedition, que buscan minimizar el daño ecológico.
- Santiago de Compostela, España
El auge del Camino de Santiago, impulsado por el cine y las redes sociales, ha transformado la ciudad. El incremento de alquileres turísticos ha desplazado a residentes locales y encarecido la vivienda. La guía gallega Isabel Rodríguez propone visitar otras ciudades históricas, como A Coruña, que conserva una experiencia más tranquila y auténtica.
- Belém, Brasil
A las puertas de la Amazonía, Belém se prepara para recibir la COP30, pero su crecimiento turístico ha traído desalojos en barrios populares y aumento de la desigualdad. De sus 2,2 millones de habitantes, más de 600.000 viven en favelas.
Time Out recomienda apoyar proyectos comunitarios y ecológicos, como el Uakari Floating Lodge en el Amazonas o la Casa Matsigenka en Perú.
- Kotor, Montenegro
La llegada de 500 cruceros al año ha convertido a Kotor en un ejemplo de cómo el turismo puede alterar el equilibrio de un patrimonio histórico. La congestión, la contaminación y la fuga de residentes del casco antiguo han alertado a la UNESCO.
Viajar en barcos pequeños y descubrir pueblos vecinos, como Tivat o Rose, puede aliviar la presión, aconseja Ance Svajnzger, de Intrepid Travel.
- Playas del sur, Sri Lanka
Tras años de crisis, el turismo en Sri Lanka ha repuntado con más de 2,1 millones de visitantes en 2024. Sin embargo, el gobierno enfrenta el dilema de priorizar la conservación cultural y ambiental. Jean-Marc Flambert, de Secrets of Ceylon, recomienda explorar el norte y el este de la isla, en lugares como Jaffna o Trincomalee, para fomentar un turismo más equitativo.
El desafío global del turismo sostenible
El informe de Time Out concluye que el turismo sigue siendo una fuente vital de ingresos, pero su crecimiento descontrolado amenaza la esencia de los destinos más frágiles. La clave, señalan los expertos, no está en dejar de viajar, sino en hacerlo de forma más consciente: eligiendo alojamientos locales, viajando fuera de temporada y respetando los límites naturales y sociales de cada lugar.