El gobierno de Estados Unidos efectuó un nuevo ataque militar contra una embarcación sospechosa en el mar Caribe, marcando el sexto incidente reportado en la región desde septiembre.
En esta ocasión, se reportan sobrevivientes a bordo, algo inédito en operaciones anteriores.
El ataque, que no ha sido confirmado oficialmente por el Pentágono, se suma a una campaña agresiva liderada por la administración Trump contra embarcaciones que supuestamente transportan drogas. Hasta antes de esta acción, los ataques habían dejado al menos 27 personas muertas según cifras oficiales.

Fuentes oficiales indicaron que el ataque ocurrió en aguas internacionales del Caribe y que, por primera vez, algunos tripulantes lograron sobrevivir. También surgieron cuestionamientos sobre si se brindó atención médica a esos sobrevivientes o si fueron capturados.
Este nuevo episodio ha generado críticas y preocupación internacional. Venezuela condenó la operación, calificándola como parte de una serie de ejecuciones extrajudiciales, y pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que investigue las acciones de EE. UU. Por su parte, familiares de personas presuntamente fallecidas exigen pruebas de que las embarcaciones atacadas estaban realmente vinculadas al narcotráfico.

El contexto estratégico se complica más, ya que el almirante al mando del Comando Sur de EE. UU., Alvin Holsey, anunció su retiro anticipado. Las acciones estadounidenses en el Caribe continúan bajo la argumentación de combatir el narcotráfico y actos de terrorismo marítimo, aunque muchos analistas cuestionan la legalidad de esta postura sin clara supervisión internacional o mandato explícito.