El pasado 31 de enero, un video difundido en redes sociales mostró el momento en que un delfín murió tras impactarse contra el concreto de un estanque en un hotel de la Riviera Maya.
Ese hecho detonó lo que hoy es un avance legislativo: la llamada Ley Mincho, recientemente aprobada por el Senado. Esta iniciativa prohíbe las acrobacias, los estanques de concreto y la reproducción de mamíferos marinos en cautiverio, salvo cuando se trate de fines estrictamente de conservación.
La industria ha respondido con fuertes críticas. La Asociación Mexicana de Hábitats para la Interacción y Protección de Mamíferos Marinos (AMHMAR), que agrupa a 14 delfinarios del país, acusó a los legisladores de no escuchar al sector.
“No hubo un diálogo real. Ellos ya tenían una postura y la llevaron hasta sus últimas consecuencias”, afirmó Miguel Ángel Canseco, vicepresidente de AMHMAR.
Aunque la iniciativa ya fue avalada por el Senado, aún debe discutirse en la Cámara de Diputados. De aprobarse, significaría un cambio de fondo para los cerca de 300 delfines que hoy permanecen en cautiverio en México.
Cabe destacar que países como Canadá, Francia y Bélgica ya han prohibido la captura y cautiverio de cetáceos, e imponen restricciones severas a su reproducción en ambientes artificiales.