Con la llegada de las altas temperaturas, el cuerpo humano activa sus mecanismos para regular el calor interno. Uno de los más efectivos es la sudoración: al sudar, perdemos agua y sales minerales esenciales para el buen funcionamiento del organismo. Por eso, cuando hace calor, sentimos más sed y necesitamos consumir más líquidos que en condiciones normales.
Esta demanda no es solo una sensación: es una señal fisiológica de que el cuerpo requiere hidratación para mantener funciones básicas como la circulación, la digestión, la temperatura corporal y la eliminación de toxinas.
¿Cuánta agua deberíamos tomar?
Aunque las recomendaciones varían según edad, actividad física y condiciones de salud, los especialistas sugieren al menos 2 litros de agua al día en climas templados. Pero en épocas de calor intenso, esa cantidad puede aumentar a entre 2.5 y 3 litros, especialmente en niños, adultos mayores y personas que realizan actividad física al aire libre.
Síntomas de deshidratación leve
- Boca seca
- Cansancio o fatiga sin razón
- Dolor de cabeza
- Mareos
- Orina muy oscura
Ignorar estos signos puede llevar a una deshidratación más severa, que puede tener consecuencias graves como confusión, taquicardia o golpes de calor.
Consejos para mantenerse hidratado
- Beber agua incluso si no se tiene sed
- Llevar siempre una botella reutilizable
- Consumir frutas ricas en agua, como sandía, melón, piña y pepino
- Evitar bebidas con cafeína, alcohol o exceso de azúcar
- Cuidar la hidratación de bebés, niños y personas mayores, que no siempre manifiestan sed
¿Por qué bañarse refresca?
El baño, especialmente con agua tibia o fresca (nunca helada), ayuda al cuerpo a regular su temperatura. Además, el agua al contacto con la piel:
- Disipa el calor acumulado.
- Reduce la sudoración excesiva.
- Relaja los vasos sanguíneos dilatados por el calor, lo que puede disminuir la sensación de fatiga o mareo.
Beneficios de bañarse en días calurosos
- Regula la temperatura corporal de forma inmediata.
- Mejora el ánimo, ya que el agua tiene un efecto relajante.
- Previene golpes de calor, sobre todo en adultos mayores y niños.
- Higiene: elimina el sudor y evita irritaciones o infecciones en la piel.
- Facilita el sueño si te bañas antes de dormir, al reducir la temperatura corporal.
En resumen, el calor no solo es incómodo: también exige más atención a lo que bebemos. Escuchar al cuerpo, mantenerse fresco y tomar suficientes líquidos puede marcar la diferencia entre un verano saludable y uno con complicaciones.