El actor mexicano Pablo Lyle fue reubicado el pasado 4 de junio a una instalación estatal de menor seguridad en Miami, lo que para los expertos representa un paso clave hacia la próxima etapa de su reclusión.
A diferencia de su anterior lugar de detención, Lyle convive en dormitorios sin barrotes, tiene acceso a áreas verdes, gimnasio y talleres productivos, y se le permite utilizar una tableta electrónica para comunicarse con su familia.
Además, el centro ofrece programas de rehabilitación integral, como manejo de la ira, carpintería, finanzas personales y estudios básicos, justo lo que el actor buscaba: poder incorporarse a un curso de leyes y trabajar en la biblioteca de la prisión.
El traslado de un interno a una prisión de baja seguridad suele indicar que está en la recta final de su condena. El abogado criminalista Carlos González, en el programa El Gordo y la Flaca, aseguró que “es la prisión donde mandan a uno cuando le quedan seis meses o un año máximo para salir”.
Lyle fue sentenciado en enero de 2023 por homicidio involuntario, tras el trágico incidente vial de 2019, con una pena de 5 años de prisión, complementada por 8 años de libertad condicional y servicio comunitario.
Con buen comportamiento, fuentes como su expareja han señalado que podría recuperar su libertad alrededor de diciembre de 2026, gracias al descuento de estancia y los protocolos penitenciarios.
Aunque su traslado transmite optimismo sobre su pronta salida, las posibilidades de un regreso a las telenovelas o al cine aún son inciertas. Sin embargo, el productor Juan Osorio, ha expresado su interés de ofrecerle roles al actor una vez recuperada su libertad.
Dime News Jalisco, Stephanie Valerio